El servicio de valorización e innovación transciende el objetivo del reconocimiento del valor económico y asume la ambición de reforzar la contribución social de la investigación y el vínculo con las empresas y el mundo financiero.
Para ello, dirige la valorización de la investigación, que hasta ahora se centraba en la protección y la transferencia de patentes o la venta de saberes y experiencias, hacia un enfoque mucho más amplio, orientado a la optimización de la influencia de la investigación en la sociedad y dedicado a la apertura y la cocreación más que a la transferencia exclusiva.
Los fondos semilla del IRD, creados en 2016, se han completado este año con un componente de «innovación» con el fin de dotar al Instituto de los medios para acompañar a los investigadores en el desarrollo de innovaciones o de una valorización social, sostenible e influyente, facilitando la cocreación y mejorando la profesionalización y la visibilidad de los productos y servicios desarrollados.
Se trata de una ayuda financiera concedida al promotor del proyecto para apoyar, desde la fase más inicial, los proyectos de valorización de la investigación con un socio, especialmente, del Sur. Estos fondos también contribuyen a estructurar el proyecto.
El objetivo es aportar un efecto potenciador, colocando los proyectos impulsados por el Instituto en una mejor posición para acceder a fuentes de financiación más importantes y permitiendo una puesta en marcha eficaz a la escala correcta. En 2018 ya se percibieron los primeros efectos potenciadores.
El primero de los ejes fundamentales de esta estrategia es abandonar el enfoque de «patentes ante todo», que no suele adaptarse al contexto de los países del Sur y resulta demasiado costoso, para dar prioridad a los contratos de investigación en colaboración con socios privados o públicos y respaldar el concepto de «Sustainability Science» defendido por el IRD. Para lograrlo, es necesario promover de forma colectiva la aparición en estos territorios de soluciones innovadoras derivadas de la investigación y que tengan un gran impacto social mediante la asociación desde las fases previas con los usuarios y los beneficiarios de los resultados del estudio.
El punto fuerte del IRD en materia de valorización de la investigación en beneficio de los países del Sur reside en su red de representantes, en la sólida presencia de los investigadores sobre el terreno y en su estrecha relación de proximidad con sus socios. Los investigadores del IRD constituyen una red de captadores y transmisores que, usada correctamente, ofrece infinitamente más oportunidades de transferencias tecnológicas que los modelos de mercado con intermediarios.
La nueva estrategia de propiedad intelectual del IRD pretende movilizar estos recursos y lograr una mayor implicación de los ecosistemas de innovación de los socios en el Sur.
Como esta nueva estrategia, el IRD desea favorecer el acceso a los datos y el intercambio de recursos con sus socios del Sur. Otro de los puntos esenciales de esta nueva estrategia es tener en cuenta los saberes locales en el contexto técnico de toda invención: el IRD insta a los investigadores a declarar la anterioridad en los saberes tradicionales en los resultados de su investigación, siempre manteniendo la posibilidad de formalizar la innovación, sea o no en forma de patente. Para ello, el IRD prevé implementar herramientas de protección que permitan reconocer la importancia de los saberes tradicionales en sus procesos de innovación, asociar la copropiedad del invento a los poseedores de dichos saberes y conservar la posibilidad de contar con una protección efectiva y disfrutar de oportunidades de mercado. El IRD debe tener la capacidad de innovar en este ámbito para dar una mejor respuesta a sus misiones.
Estas grandes líneas directrices permitirán gestionar los desafíos que plantea la complejidad de las actividades de valorización en el Instituto, que también es usuario de herramientas de propiedad intelectual cuando resulta pertinente, y adaptar esas herramientas a las exigencias de una colaboración científica justa con los países en desarrollo.
La aplicación práctica de esta nueva estrategia de propiedad intelectual se basará en las recomendaciones de varios grupos de trabajo centrados en los importantes retos que representan el ámbito digital, la economía de libre acceso a los datos, la aplicación del protocolo de Nagoya y los diferentes campos científicos en los que trabaja el IRD.