El clima afecta a los parásitos del maíz

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En África Oriental, las orugas de dos mariposas, Busseola fusca y Chilo partellus, son importantes amenazas para el maíz, el principal cultivo alimentario de la región. Como han demostrado recientemente los trabajos de los investigadores del IRD y sus colaboradores en Kenia, su distribución varía con la altitud. Busseola fusca prefiere las laderas montañosas, mientras que Chilo partellus predomina en las zonas de menor altitud. Un nuevo estudio revela la causa de este fenómeno. La temperatura desempeña un papel en diversos niveles, lo que hace presagiar una evolución de las poblaciones de ambos parásitos en los próximos años.

Plantas menos robustas en zonas altas

Gracias a los marcados gradientes altitudinales de las montañas de África Oriental, verdaderos laboratorios a cielo abierto, los científicos del IRD y sus colaboradores keniatas del ICIPE, el KEFRI y la Universidad de Nairobi simulan los efectos del cambio climático sobre los cultivos. En concreto, acaban de revelar que la riqueza en sílice de las plantas de maíz es menos importante en terrenos altos. Este elemento, obtenido del suelo, es determinante para la rigidez de las hojas y los tallos de las gramíneas como el maíz, lo que les permite defenderse de los parásitos. Ahora bien, a baja temperatura su absorción por las raíces y su asimilación por la planta se reducen. En zonas de gran altura, a este efecto se suma una mayor intensidad de las lluvias, lo que supone la lixiviación y un empobrecimiento en sílice de los suelos.

Orugas más o menos afectadas

En África Oriental, dos mariposas, Busseola fusca y Chilo partellus, amenazan la producción de maíz, principal cultivo alimentario de la región. La primera predomina a gran altura, mientras que la segunda prolifera en las llanuras. Como acaban de demostrar los investigadores, la temperatura tiene pues una influencia determinante sobre su fuente de alimentación. De hecho, los maíces más ricos en sílice son menos digestivos y pueden impedir que las orugas se alimenten durante su joven estado larvario. Pero el estudio revela que a este respecto las dos especies de parásitos no son iguales. Busseola fusca ve frenado su desarrollo en las plantas de maíz ricas en sílice, mientras que Chilo partellus se acomoda muy bien a ellas, lo que explica su distribución en función de la altitud.

Orientar las estrategias de lucha

Esta distribución espacial podría evolucionar en los próximos años en un contexto de cambio climático. Un aumento de las temperaturas atmosféricas en las regiones altas podría mejorar la asimilación del sílice por el maíz y hacer así retroceder a Busseola fusca, a beneficio de Chilo partellus, que podría, por su parte, extender su área de distribución hacia zonas más elevadas.

Prever estas futuras evoluciones de las poblaciones de insectos parásitos de los cultivos tiene mucho interés para la seguridad alimentaria de los países afectados. En concreto, estos trabajos permitirán orientar mejor las estrategias de control biológico que deberán ponerse en práctica. Por ejemplo, a cada insecto parásito le corresponde una especie de avispas parasitoides.

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