Los seísmos lentos pueden desencadenar temblores

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En las zonas de subducción, donde una placa tectónica se sumerge bajo otra, deslizamientos lentos e imperceptibles denominados « seísmos lentos » pueden desencadenar fuertes temblores en las zonas aledañas. Es lo que demuestran los trabajos realizados por investigadores del CNRS, de la Universidad Grenoble Alpes y del IRD, en colaboración con colegas de la Universidad de México. Su estudio fue publicado el 3 de octubre de 2016 en la revista Nature Geoscience.

Descubiertos hace unos veinte años, los « seísmos lentos » son deslizamientos imperceptibles que duran entre algunas semanas y algunos meses, no generan ondas sísmicas ni provocan daños. A pesar de ello, pueden liberar la misma cantidad de energía que un seísmo de magnitud 7,5. Comprender estos deslizamientos lentos y su relación con los seísmos clásicos es fundamental para una mejor evaluación de los riesgos sísmicos. Ahora, por primera vez, investigadores acaban de demostrar que un seísmo lento puede desencadenar un seísmo clásico. Los investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra (CNRS/Universidad Grenoble Alpes/IRD/Universidad Savoie Mont Blanc/IFSTTAR) junto con colegas de la Universidad de México, mostraron que el seísmo de magnitud 7,3 que se registró en Papanoa el 18 de abril de 2014 había sido provocado por un deslizamiento lento que se había iniciado dos meses antes en la región de Acapulco (Estado mexicano de Guerrero).

Los geofísicos detrás de este descubrimiento trabajan desde hace varios años en esta zona costera, donde la placa oceánica de Cocos se sumerge bajo la placa norteamericana. Este fenómeno, conocido como subducción, se acompaña generalmente de seísmos ya que las dos placas no se deslizan de manera fluida, sino que se deforman y acumulan energía que se libera con los terremotos. Sin embargo, no se ha registrado ningún seísmo fuerte en la zona estudiada desde 1912, razón por la cual recibe el nombre de « brecha sísmica ». La instalación de estaciones GPS permanentes a partir de 1997 permitió poner de manifiesto los seísmos lentos: mientras que la placa de Cocos y la placa norteamericana convergen a una velocidad de 5 a 6 cm/año, cada 4 años la zona de brecha conoce periodos de deslizamiento en el sentido contrario, con una duración de 6 meses y con desplazamientos de hasta 15 cm.

Mediante el estudio de estos datos GPS, los investigadores lograron demostrar que, en la brecha sísmica de Guerrero, los seísmos lentos liberan una parte de la tensión acumulada, reduciendo así la probabilidad de un seísmo fuerte. En cambio, el deslizamiento lento que inició en febrero de 2014 provocó una transferencia de tensiones a la zona vecina, sismogénica, lo que desencadenó un seísmo de magnitud 7,3 el 18 de abril de 2014 cerca de la localidad de Papanoa.

Este estudio permite comprender mejor la relación entre deslizamientos lentos y seísmos clásicos en las zonas de subducción. Las implicaciones sociales de esta investigación son de gran importancia, dado que casi 20 millones de personas se verían afectadas directamente por los efectos devastadores de un seísmo fuerte en la costa del Pacífico en México. Este estudio demuestra el aumento del riesgo sísmico durante los episodios de seísmos lentos. De manera general, confirma la importancia de estudiar las señales de deformaciones en los días y semanas previos a los seísmos de gran magnitud. La densificación de las redes de estaciones GPS permanentes, así como el desarrollo de redes GPS en el lecho marino en las cercanías de las zonas más sísmicas, permitirá detectar a futuro las características de los deslizamientos lentos que preceden a los seísmos clásicos.

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