Arroz enriquecido: el doble de infecciones parasitarias intestinales en los niños

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Un amplio estudio realizado en 10 000 niños en Camboya revela que el consumo de arroz enriquecido con vitaminas y minerales multiplica por dos el riesgo de infección por una pequeña lombriz intestinal. Esta enfermedad parasitaria no está exenta de consecuencias para la salud, ya que los niños afectados padecen en general una carencia de hierro (con riesgo de anemia y retraso cognitivo) y un retraso del crecimiento.

El equipo de investigación, dirigido por el IRD, pone en entredicho el tipo de hierro utilizado en el arroz enriquecido. Los investigadores demostraron que su absorción por los niños podría ser insuficiente. El hierro se quedaría así en el intestino, beneficiando al parásito.

Un amplio ensayo en Camboya

El consumo de arroz enriquecido, o « fortificado », en hierro aumenta el riesgo de infección parasitaria en los niños. Es el resultado de uno de los ensayos más importantes sobre el arroz enriquecido realizados en Asia, que acaba de publicarse en la revista « Plos ONE ». Entre diciembre de 2012 y julio de 2013, un equipo de investigación internacional, dirigido por el IRD, llevó a cabo el seguimiento de 10 000 niños en colegios de Primaria de Camboya que recibían comidas diarias a base de arroz fortificado a través del Programa Mundial de Alimentos (PMA). El enriquecimiento de los alimentos con vitaminas y minerales es cada vez más habitual en los países donde la alimentación es insuficiente en esos nutrientes, como Camboya, con el fin de mejorar el estado nutricional y el desarrollo cognitivo de los niños.

El hierro, un nutriente « de doble filo »

Los niños recibieron seis veces por semana, durante esos seis meses, o bien arroz blanco normal (placebo), o bien uno de los tres tipos de arroz enriquecido en vitaminas (vitamina A, vitamina B12, vitamina B9) y minerales (hierro, zinc), administrados de la manera habitual dentro del marco de los programas alimentarios. De forma paralela, antes, durante y después del ensayo, los investigadores realizaron un seguimiento de la prevalencia de la infección en los niños a causa de una pequeña lombriz intestinal denominada anquilostoma. El resultado a los seis meses mostró que la proporción de niños infectados se había duplicado entre aquellos que habían consumido uno de los tres tipos de arroz fortificado, pasando del 12 % a entre el 16 y el 24 % de ellos. Un fenómeno que se debe a una mala absorción del tipo de hierro utilizado para el fortalecimiento del arroz, según el equipo de investigación. De hecho, el hierro se queda en el tubo digestivo lo que supuestamente beneficia al parásito.

Pequeñas lombrices, grandes males

Los anquilostomas, transmitidos a través de la tierra y la alimentación, afectan a cerca de 700 millones de personas en el mundo, más concretamente a los niños en los países en vías de desarrollo. En su estado larvario, estas pequeñas lombrices viven en el suelo. Penetran en su anfitrión por la piel de los pies y viajan a través de la circulación sanguínea hasta el intestino, causando pérdidas de sangre y hierro por las heces. Los niños infectados sufren, por lo general, retraso del crecimiento, alteración del desarrollo cognitivo y dificultades de aprendizaje. Las personas contaminadas presentan además graves problemas de anemia. En Camboya, la Encuesta demográfica y de salud nacional mostró en 2014 que la mitad de los niños menores de cinco años y el 40 % de las mujeres en edad fértil presentaban anemia.

Los trabajos de investigación deben garantizar de manera urgente el enriquecimiento de los alimentos utilizados en el marco de los programas alimentarios del mundo, en particular gracias a un tipo de hierro que ofrezca una mejor absorción.

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