Editorial

Jean-Paul Moatti, presidente ejecutivo del IRD.

El año 2017 el IRD confirmó su trayectoria positiva, que nuestros dos ministerios de tutela han reconocido mediante el Contrato de Objetivos y Rendimiento (COP) que adoptamos en la primavera de ese año. Adaptación con fines operativos del Plan de Orientación Estratégica (POS) aprobado en julio de 2016, este documento define la estrategia científica del Instituto, articulándola alrededor de diez programas estructurantes interdisciplinarios y colaborativos (PSIP). En el COP, el IRD consolida su posicionamiento en la Agenda Internacional de Desarrollo y su enfoque crítico y constructivo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados por las Naciones Unidas para 2030. Además, destaca la innovación y la valorización de la investigación como elemento central de las misiones del IRD. Por último, el COP confirma la política de descentralización y fortalecimiento de las funciones de dirección de la sede del Instituto.

Durante todo el año 2017, el IRD se ha centrado en contribuir decididamente al diálogo entre la ciencia y el debate internacional sobre la implementación de los ODS. Nuestra participación activa en la COP13 (Conferencia de las Partes en la Convención de las Naciones Unidas) sobre la desertificación (Ordos, China), en la COP23 sobre el cambio climático (Bonn, Alemania) —y, en ambas ocasiones, en la promoción de la iniciativa 4p1000, en la XIX Conferencia Internacional sobre el Sida y las Enfermedades de Transmisión Sexual en África (ICASA en Abiyán, Costa de Marfil) y en la tercera sesión de la Asamblea de las Naciones Unidas por el medio ambiente (UNEA3 en Nairobi, Kenia) son claros ejemplos de este compromiso. También lo demuestran la publicación, por iniciativa del Instituto, del primer libro en francés de análisis crítico de los ODS, Un défi pour la planète, o nuestra participación en el libro colectivo L’Océan à découvert así como en el Encuentro científico de la alianza AllEnvi, que por primera vez se centró en los ODS.

Este posicionamiento internacional tiene sus raíces en nuestro compromiso histórico en el ámbito de la investigación en los países de la zona intertropical y mediterránea. Así, en 2017 el IRD celebró su 60 aniversario en Túnez, su 50 aniversario en Perú, los 20 años del programa PIRATA en el Atlántico tropical y el 20 aniversario de la alianza Hubert-Curien PROTEA de intercambio con las comunidades científicas de Sudáfrica.

Estos son ejemplos de nuestra contribución a largo plazo al refuerzo de las capacidades de nuestros socios en países en desarrollo que, en la actualidad, poseen competencias y competitividad científicas reconocidas a nivel mundial. El desafío fundamental para la ciencia en lo que se refiere a la implementación efectiva de los ODS es la sostenibilidad a largo plazo de estructuras de investigación sólidas. Desde esta perspectiva, el IRD apoya la idea de adaptar al contexto africano la experiencia exitosa del Consejo Europeo de Investigación (ERC). El Llamamiento de Abiyán, que lanzó la comunidad científica africana con motivo de la V Cumbre Unión Africana-Unión Europea (UA/UE) en noviembre de 2017 en pos de la creación de un Consejo Africano de Investigación (ARC), promete la consecución de avances significativos en ese sentido ya en 2018. En el último CICID, se plantea la idea del ARC como objetivo de la política francesa de ayuda pública al desarrollo.

El proceso que hemos iniciado por ampliar, diferenciar y optimizar nuestra red de representantes debe ir de la mano con una adaptación a las dinámicas actuales de los sistemas de enseñanza superior e investigación en nuestros países socios, de manera que nuestra colaboración con ellos sea realmente justa. Por ende, una nueva generación de investigadoras e investigadores ha asumido funciones de representación del IRD. Ellas y ellos encarnan un modelo que hace de esta responsabilidad, cuyos márgenes han sido redefinidos, una instancia de progreso hacia una mayor responsabilidad colectiva en una carrera científica. Sus experiencias convergen con las de los representantes más experimentados, que han sabido mantener o retomar un importante compromiso científico en sus actividades.

El impacto del Instituto, tanto a nivel nacional como internacional, depende de su capacidad para combinar la exigencia científica, que se ve reflejada por ejemplo en el éxito de tres candidatos de nuestras UMR en la primera fase de la convocatoria Make our planet great again para acoger en Francia a investigadores comprometidos con el clima, con su capacidad única de transferencia y valorización de los resultados de sus investigaciones al servicio del desarrollo sostenible.

En consonancia con nuestras autoridades de tutela, en 2017 hemos emprendido una reforma de nuestra política de valorización con el objetivo de salir gradualmente de una concepción meramente económica de la valorización de nuestra investigación. Nuestra capacidad de poner nuestra ciencia al servicio de «soluciones sostenibles» implica una mayor cercanía con los usuarios, una combinación de conocimientos y habilidades, una apertura creciente de nuestros laboratorios a la sociedad y la multiplicación de colaboraciones con los actores de la sociedad y la economía. Por lo tanto, más allá de las colaboraciones industriales y los proyectos de apoyo a las startup que surgen de la investigación, hemos desarrollado nuevas herramientas de intercambio, entre ellas, los «Campus de innovación para el planeta».

Iniciativas como ePOP, primer programa de apoyo al desarrollo basado en una red insular y ciudadana de observación, información e intercambio, ejecutado por jóvenes e implementado en colaboración con Radio France Internationale (RFI), también demuestran nuestra creatividad en términos de cultura científica.

Jean-Paul Moatti, presidente ejecutivo del IRD

Jean-Paul Moatti, presidente ejecutivo del IRD.