Variabilidad y convergencia en el centro de los océanos

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Mientras gigantescos remolinos aprisionan partículas flotantes en el centro de cada cuenca oceánica de las regiones tropicales, hay otras corrientes que unen el sur del océano Índico el sur del Pacífico. ¡Una conexión estable de 8000 km!

«Una conexión estable requiere variabilidad», asegura Christophe Maes. Al menos, en el ámbito de las corrientes marinas. El oceanógrafo físico acaba de desvelar la existencia de un frente de convergencia entre dos océanos, el Índico Sur y el Pacífico Sur 1. Esta conexión, que, paradójicamente, se basa en el carácter variable de las corrientes oceánicas superficiales, permite el transporte permanente de diversas partículas flotantes —como los plásticos que contaminan el mar— desde el sur del océano Índico al sur del Pacífico.

Pero, empezamos por el principio. El efecto de los vientos sobre la superficie del mar, combinado con la fuerza de Coriolis —generada por la rotación de la Tierra sobre su propio eje—, influye directamente en las corrientes marinas y crea gigantescos remolinos en los océanos: estas zonas de varios miles de kilómetros se llaman «giros oceánicos». Cinco de estos vórtices animan el Atlántico Norte y Sur, el Pacífico Norte y Sur y el Índico Sur. Y, en el centro de cada uno de ellos, encontramos grandes cantidades de objetos y restos aprisionados, arrastrados año tras año, que forman zonas potenciales de acumulación de residuos de toda clase, los mal llamados «continentes» de plástico. Aunque no existen fronteras entre ellos, los océanos parecen contar con sus propios espacios cerrados, distintos unos de otros.

Una ruta de 8000 km

Los trabajos de Christophe Maes y sus colegas permiten ver esta situación desde una nueva perspectiva. El investigador de Brest ha demostrado mediante simulaciones digitales la existencia de corrientes de salida que permiten que los residuos escapen, sobre todo en el giro del Pacífico Sur hacia las costas sudamericanas.

«Son corrientes de varios cientos de kilómetros —puntualiza el investigador—. ¡En este caso, hemos demostrado una conexión estable a lo largo de 8000 km!». En concreto, los investigadores han confirmado la existencia de cinco zonas de convergencias, propias de cada cuenca oceánica. No obstante, lo más importante es que ha revelado la presencia de una nueva «ruta» que une el océano Índico Sur con el Pacífico Sur.

Para llegar a este resultado, los científicos trabajaron a partir de un modelo de circulación oceánica a una resolución espacial de varias decenas de kilómetros en todo el planeta. «Además, para simular la trayectoria de las partículas, disponemos de datos reales de las corrientes superficiales para el periodo de 1985 a 2003», explica el oceanógrafo.

El vals de los remolinos

«Esto no quiere decir que todo pase de un océano a otro, es solo un camino más», matiza Christophe Maes. Esta investigación rompe con la visión estática de los océanos y sus zonas de convergencia «No debemos seguir considerando que son sistemas cerrados. Sobre todo —insiste el investigador—, las fuerzas que operan aquí son distintas a las que originan los giros. Se basan en la variabilidad de las corrientes giratorias y no en la influencia del viento sobre las corrientes superficiales».

Para el investigador, será necesario tener en cuenta esta variabilidad en las modelizaciones futuras para estudiar la dispersión de las partículas flotantes. Y para decidir cómo gestionar esta contaminación que amenaza la biodiversidad marina y la salud humana mediante el transporte y la propagación de virus y bacterias.

Nota

1 Maes, C.; Grima, N.; Blanke, B.; Martinez, E.; Paviet-Salomon, T. y Huck, T. A surface “super-convergence” pathway connecting the South Indian Ocean to the subtropical South Pacific gyre [Una ruta superficial de «superconvergencia» que conecta el sur del océano Índico con el giro del Pacífico sur subtropical]. Geophysical Research Letters, 2 de febrero de 2018

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