La eficacia de las reservas marinas comprometida por la proximidad humana

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Los beneficios ecológicos de las reservas marinas se ven limitados por la proximidad del ser humano. Eso es lo que han demostrado los investigadores de la Universidad de Montpellier, del IRD y de la Universidad de Nueva Caledonia, en colaboración con el CNRS, que han estudiado 1800 arrecifes coralinos, 106 de ellos situados en 20 reservas marinas. La revista PNAS publicó sus resultados el pasado 18 de junio.

Los arrecifes de coral forman parte de los ecosistemas marinos que más sufren por la influencia de la actividad humana, cuya consecuencia es la pérdida de biodiversidad y biomasa (masa total de organismos). Para luchar contra la presión humana directa, sobre todo por la sobrepesca, se han creado más de 2000 reservas marinas que engloban más del 6 % de los arrecifes a escala mundial. Algunas incluyen arrecifes muy cercanos al ser humano o a ciudades costeras; otras protegen arrecifes aislados de cualquier presencia humana. Esta segunda estrategia de conservación suscita frecuentes críticas: ¿por qué preservar sistemas ecológicos aislados, en lugar de proteger y restaurar los sistemas más degradados por el contacto con el ser humano?

Con este contexto como telón de fondo, un consorcio internacional inició en 2016 este estudio con el objetivo de calcular la biomasa de peces y la presencia de depredadores superiores —como los tiburones o las especies piscívoras de gran tamaño— en las reservas marinas para evaluar su eficacia. Estas especies desempeñan un papel fundamental en el buen funcionamiento de los arrecifes coralinos: como eslabón indispensable de la cadena trófica, aceleran el reciclaje de nutrientes y eliminan a los individuos enfermos.

Protección parcial de los ecosistemas cercanos al ser humano

El estudio se ha llevado a cabo en 1800 arrecifes coralinos de todo el mundo, 106 de ellos situados en reservas marinas. Sus resultados demuestran que la creación de reserva marinas cerca del ser humano atenúa la presión humana, pero no la elimina por completo, sobre todo en el caso de la pesca.

«A escala mundial, los predadores superiores están ausentes en más del 70 % de los arrecifes de coral. Su presencia se limita a menos del 1 % de los arrecifes cercanos al ser humano. En los arrecifes aislados sucede lo contrario: están presentes en el 59 % de ellos», explica David Mouillot, uno de los coordinadores del estudio. Por lo tanto, parece imposible conseguir la recuperación de las poblaciones de depredadores superiores, como los tiburones, mediante reservas de pequeño tamaño situadas cerca de costas antropizadas. La mejor forma para conservarlas sigue siendo la aplicación de medidas de protección en zonas aisladas.

En cuanto a la biomasa de peces, la situación es ligeramente distinta. La protección parece adecuada en las reservas en las que la presión humana es de nivel medio. «Existen distintas estrategias de conservación que pueden beneficiar a los arrecifes coralinos —concluye David Mouillot—. Nuestro estudio sugiere que lo recomendable es mantener una gran diversidad de reservas con objetivos distintos y no obviar la protección de las zonas alejadas de la influencia humana».

Referencia

Joshua E. Cinner et al.Gravity of human impacts mediates coral reef conservation gains [La gravedad de la influencia humana modera los efectos beneficiosos de la conservación de los arrecifes de coral], PNAS, 18 de junio de 2018

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