Cáncer hepático: la excepción peruana

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Científicos y médicos trabajan para desvelar los mecanismos de la atípica epidemiología del cáncer hepático en Perú, donde esta enfermedad afecta sobre todo a la población joven. Su trabajo ha sacado a la luz factores de riesgo hasta ahora ignorados.

¿Por qué los jóvenes peruanos desarrollan cáncer hepático? La singularidad formal que reviste la enfermedad centra la labor de científicos y personal sanitario. El reto consiste nada menos que en prevenir, detectar y tratar esta plaga que suele ser fatal para los enfermos. «Junto con nuestros socios peruanos del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, hemos descartado varios factores de riesgo, como la intoxicación por aflatoxinas, el uso de plantas medicinales nocivas y la infección por ciertos parásitos del hígado —indica el biólogo molecular Stéphane Bertani—. Ahora nos estamos centrando en alteraciones celulares que sugieren la acción de un producto tóxico para el genoma (genotóxico) 1, aunque también en la importancia, hasta ahora subestimada, de la infección oculta que produce el virus de la hepatitis B 2».

El cáncer primario de hígado —carcinoma hepatocelular— es la tercera causa de muerte por tumores del mundo. A menudo aparece como prolongación de afecciones hepáticas crónicas que ya han alterado en gran medida el tejido hepático, como la esteatosis, la fibrosis o la cirrosis. Además, el perfil tipo de los enfermos corresponde a hombres de más de 45 años. Algo que no sucede en Perú. La mayoría de los afectados son jóvenes adultos, adolescentes e incluso niños, de ambos sexos y sin antecedentes hepáticos conocidos. Desarrollan tumores que ya han alcanzado un gran tamaño cuando son detectados.

Para confirmar este cuadro clínico atípico, los científicos han realizado un análisis histológico comparativo del tejido hepático no tumoral de pacientes peruanos afectados y no afectados por un carcinoma hepatocelular.

Alteraciones celulares

«Hemos demostrado que entre nuestros pacientes las tasas de esteatosis, fibrosis y cirrosis son muy bajas y comparables a las del grupo de control —indica el especialista—. Esto confirma que estos cánceres no suponen una comorbilidad asociada a las afecciones hepáticas crónicas habituales. Pero, sobre todo, hemos descubierto focos de células alteradas en el 61 % de los enfermos con cáncer hepático».

Si estas anomalías se presentan en gran cantidad en el tejido hepático, podrían constituir un entorno precursor susceptible de formar tumores (tumorigénico).

Se han descrito alteraciones muy similares en el hígado de ratas expuestas a compuestos químicos tóxicos. «Esto podría apuntar a la exposición de los enfermos peruanos a un agente medioambiental genotóxico para el tejido hepático —explica Stéphane Bertani—. En este contexto, debemos evaluar la posible función de las micotoxinas procedentes del Fusarium, un hongo que suele estar presente en productos alimenticios peruanos como la quinua, la kiwicha y la kañiwa. También habrá que considerar la hipótesis de una intoxicación por productos de la industria agroquímica».

Sin embargo, los científicos no descartan la existencia de otros factores de riesgo. También están estudiando el más común de estos factores, la infección por el virus de la hepatitis B.

Hepatitis virales ocultas

Los análisis serológicos han demostrado, como cabía esperar, que el 51 % de los enfermos peruanos que padecen carcinoma hepatocelular están infectados por el virus de la hepatitis B (VHB).

Sin embargo, su carga viral es moderada, sin comparación con los porcentajes detectados en otras regiones del mundo, que hacen recomendable un tratamiento antiviral para prevenir los carcinomas hepatocelulares. «Aunque lo más destacado es que hemos descubierto la presencia de una cantidad muy baja de ADN viral en el 30 % de los enfermos que habían sido declarados seronegativos para el VHB —indica Pascal Pineau, genetista del Instituto Pasteur—. Es imposible detectar estas infecciones mediante los métodos de análisis habituales».

En total, más del 80 % de los enfermos peruanos presentan el ADN del virus en el organismo. Dado que en Perú la incidencia de la hepatitis B es bastante baja, este hecho apunta a que el virus incide de algún modo en el desarrollo de estos cánceres.

«La detección y el tratamiento de las hepatitis y, sobre todo, en el caso de esas infecciones sigilosas de las que el carcinoma hepatocelular podría ser una manifestación clínica, constituyen todo un desafío —apunta el farmacéutico Eric Deharo—. Por eso acabamos de poner en marcha el proyecto europeo Coclican, cuyo objetivo es revelar los biomarcadores predictivos del riesgo de evolución cancerosa de las infecciones hepáticas».

Notas

1 Cano, L.; Pablo Cerapio, J.; Ruiz, E.; Marchio, A.; Turlin, B.; Casavilca, S.; Taxa, L.; Marti, G.; Deharo, E.; Pineau, P. y Bertani, S. Liver clear cell foci and viral infection are associated with non-cirrhotic, non-fibrolamellar hepatocellular carcinoma in young patients from South America [Los focos de células hepáticas claras y las infecciones virales se asocian a carcinomas hepatocelulares no cirróticos y no fibromiálgicos en pacientes jóvenes de Sudamérica], Scientific Reports, 30 de julio de 2018

2 Marchio, A.; Pablo Cerapio, J.; Ruiz, E.; Cano, L.; Casavilca, S.; Terris, B.; Deharo, E.; Dejean, A.; Bertan, S. I. y Pineau, P. Early-onset liver cancer in South America associates with low hepatitis B virus DNA burden [El cáncer de hígado precoz en Sudamérica se asocia con bajas cargas de ADN del virus de la hepatitis B], Scientific Reports , 13 de agosto de 2018.

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