Según la encuesta ANRS PARCOURS, que estudió la trayectoria vital de migrantes de África subsahariana en Francia, la violencia sexual que sufren las mujeres migrantes cuadruplica su riesgo de infección por VIH.
Los resultados de este estudio, realizado por Julie Pannetier y Annabel Desgrées du Loû, investigadoras del IRD en el CEPED (IRD, Inserm, Universidad París Descartes) ponen de manifiesto las relaciones entre precariedad administrativa, condiciones de vida, violencia sexual e infección por el VIH para las mujeres de África subsahariana que han emigrado a Francia. A medio camino entre dos grandes temáticas actuales —la crisis migratoria y los casos de violencia sexual denunciados por las mujeres—, estos resultados se publicaron en la primera edición del año 2018 de la revista Lancet Public Health.
La salud es un aspecto importante de la problemática de los migrantes y la migración, tanto en Francia como en el resto del mundo. La precariedad de los migrantes de África subsahariana, en especial de las mujeres, al llegar a Francia los hace vulnerables a diversos problemas de salud, en particular la infección por el VIH. La encuesta ANRS PARCOURS estudió la trayectoria vital y la salud de estos migrantes en Francia.
Un gran número de mujeres africanas que viven en la región de Isla de Francia han sido víctimas de violencia sexual (que se define como relaciones sexuales en contra de su voluntad) durante sus vidas: el 18 % de las mujeres no infectadas y el 24 % de las mujeres infectadas por el VIH tras su llegada a Francia fueron víctimas de relaciones sexuales forzadas.
Si consideramos solamente los abusos sexuales sufridos tras llegar al país, el riesgo de que las mujeres africanas contraigan el VIH se ve drásticamente aumentado por la violencia sexual: en efecto, el 15,1 % de las mujeres infectadas por el VIH tras llegar a Francia sufrieron abusos sexuales en Francia (frente al 3,5 % de las mujeres no infectadas). Tomando en cuenta la diferencia de edad de estas mujeres entre el momento de la encuesta y de su migración así como sus diferentes niveles de instrucción, los abusos sexuales sufridos en Francia son 4 veces más frecuentes en aquellas mujeres que contrajeron el VIH después de llegar al país, aportando un argumento de peso por el papel causal de la violencia sexual en su contracción de la infección.
Los investigadores también analizaron la relación entre las condiciones de vida (situación administrativa de su estadía, forma de alojamiento) y los tipos de relaciones con el riesgo de sufrir violencia sexual. Muestran que la situación de inseguridad administrativa respecto a su estadía (sin permiso de residencia establecido o de corta duración), la inestabilidad de la vivienda (tener que mudarse frecuentemente) y el alojamiento por parientes las expone a abusos sexuales directa (sin importar el tipo de relaciones) e indirectamente (cuando la precariedad se acompaña de relaciones múltiples, ocasionales y a veces transaccionales, es decir, aceptadas por dinero, alojamiento, ayudas). Además, las mujeres que han salido de su país como consecuencia de abusos o amenazas parecen ser más vulnerables a sufrir violencia sexual tras su migración.
Como se pone de relieve en el editorial y el comentario del Lancet Public Health dedicados al artículo de Julie Pannetier y sus colaboradores, las mujeres migrantes no solo están expuestas a la violencia cuando pasan por países de tránsito. También lo están una vez que llegan al país de destino, debido a las condiciones que se les impone, particularmente en términos de acceso al permiso de residencia, la vivienda y el alojamiento. «Negarles el derecho a condiciones de vida normales significa negarles el derecho a vidas libres de violencia y el derecho a elegir con quién quieren tener relaciones sexuales», afirman los autores del comentario.
La encuesta ANRS PARCOURS se realizó entre 2012 y 2013 en 74 centros de salud de la región de Isla de Francia. En ella se estudian las trayectorias vitales y la infección por el VIH y/o hepatitis B en una muestra aleatoria de casi 2500 inmigrantes de África subsahariana que viven en Francia. Esta investigación fue coordinada por Annabel Desgrées du Loû, investigadora del IRD (CEPED, IRD-Universidad París Descartes). El estudio pone de relieve el hecho que un gran número de migrantes de África subsahariana que viven en Francia fueron infectados después de su llegada, en particular las mujeres, para quienes este índice alcanza el 30 %.